#126: La lucha de clases en el mundo griego antiguo (IV) y Aristófanes

The Acropolis in Athens, Greece.

Continuamos con la disección de La lucha de clases en el mundo griego antiguo del historiador marxista británico G.E.M. de Ste. Croix. En esta cuarta entrega nos ocupamos de algunas cuestiones relacionadas con la evolución política y social de Grecia desde la Edad Arcaica hasta la conquista romana, especialmente de Atenas: la irrupción de los tiranos, la democracia (principal novedad histórica de la Época Clásica, qué fue y qué no fue), puntualizaciones relativas a la guerra de clases, la lucha por el control del Estado y la destrucción de la democracia griega. Para finalizar, leemos las respuestas ante un cuestionario que, sobre la figura de Aristófanes, nos envió Luis Gil, responsable de las obras del comediante ateniense en la Biblioteca Clásica Gredos. Podéis leer el cuestionario a continuación:

CUESTIONARIO A LUIS GIL, responsable de la edición de las obras de Aristófanes en la Biblioteca Clásica Gredos, junio de 2015

Para introducir la figura de Aristófanes quizá se pueda empezar por el propio marco teatral en el que se inscribe, ¿qué características se pueden señalar respecto de la representación de obras en la Atenas clásica? ¿Qué importancia tenía el teatro en la vida cotidiana de la polis?

Las representaciones  teatrales en el mundo griego formaban parte del culto religioso a Dioniso. Como tal son un fenómeno ‘político’, entendido el término como algo connatural a la polis o ciudad-estado. Sólo tenían lugar en Atenas dos veces al año, las Dionisias urbanas y las Dionisas rústicas, de ahí que en la vida cotidiana el ‘teatro’ sólo tenía importancia para el corego (el ciudadano encargado de llevar a la escena una obra trágica o cómica) y para su equipo de actores, músicos, tramoyistas y coro.

En un marco más general, la obra de Aristófanes se inscribe plenamente en el contexto histórico marcado por la Guerra del Peloponeso. ¿Qué supone para Atenas esta contienda?

La guerra del Peloponeso (431-404) entre Atenas y  las ciudades  de la Liga de Delos, y Esparta y las de la Liga del Peloponeso, relatada en su mayor parte por Tucídides, acabó con la derrota de Atenas,  produjo su ruina económica y la pérdida de su imperio. En este contexto histórico Aristófanes compuso la mayor parte de sus comedias.

¿Se trataba la comedia política de una variedad teatral asentada? ¿En qué medida podía canalizar unas tensiones políticas que no irían sino en aumento en la Atenas del momento?

En la Atenas del siglo V los géneros teatrales se repartieron, por un lado, las «laudes Athenarum», las alabanzas de Atenas o propaganda de su régimen democrático, y por otro, la crítica política y social del mismo. El primer papel correspondió a la tragedia, cuyas piezas se representaban en Atenas en presencia de los delegados de las ciudades aliadas, y el segundo a la comedia, que desempeñó la función  de ‘castigar’ con la risa la política y las costumbres. En este sentido servía para descargar tensiones. Cabe, pues, hablar tanto de una ‘catarsis’ cómica,  como de una ‘catarsis’ trágica.

Ha sido muy discutido el carácter de la adscripción política de Aristófanes. ¿Es el fustigador por excelencia de la democracia ateniense o sólo de las variantes más radicales, más o menos hegemónicas en los años de la Guerra?

Aristófanes, de mentalidad conservadora, arremetió sin piedad en sus comedias contra los ‘demagogos’, líderes políticos de baja extracción,  y sin la preparación para el gobierno que la educación y la experiencia del poder daban a  los aristócratas.  Su principal víctima fue Cleón, que sostenía la superioridad  de los políticos  vulgares  incultos frente a los sabios e inteligentes  que convertían los debates de la Asamblea en concursos de ingenio, en vez de tomar decisiones. A ese Cleón, representado por el Paflagonio en Los caballeros, le vence con sus mismas armas el Morcillero, como representante de todo lo más bajo de la sociedad, como un Super-Cleón, en suma.

¿Cuánto de realista y cuánto de esperpéntico hay en el cuadro de la vida ateniense que nos pinta Aristófanes? Por ejemplo, la imagen de una polis en la que los demagogos y la justicia popular sangraban a los ricos, recurrente en las obras, parece distar bastante de la realidad.

Los personajes de Aristófanes  carecen de un carácter definido, son más bien títeres escénicos que tienen mucho de esperpéntico.

La queja de que el sistema democrático ateniense sangraba a los ricos, reiterada en las comedias de Aristófanes, era bastante real, dado el carácter censitario  de su constitución. En principio los cargos públicos y las obligaciones públicas (liturgias) se repartían conforme a la riqueza, de manera que los que sólo contaban con su fuerza de trabajo para subsistir no  podían desempeñar cargos públicos, pero estaban exentos de impuestos. El acceso a la función pública se fue ampliando a lo largo del siglo V, prácticamente a todas las cuatro clases censitarias, sin que aumentaran paralelamente los ingresos de las más bajas. De ahí que la carga recayera en las dos primeras. Al final de la Guerra del Peloponeso todas las grandes fortunas de Atenas se habían arruinado. En el siglo IV la liturgia de la ‘trierarquía’, consistente en equipar y entrenar a toda la tripulación de una trirreme durante un año, tuvo que hacerse en comandita. Ya no hubo ningún ciudadano capaz de asumir por sí sólo esa obligación.

Otro tema siempre muy discutido es la visión que Aristófanes transmitió respecto de sofistas, filósofos… muy negativa, sin duda. Centro de atención por excelencia ha sido, al respecto, la imagen que transmitió de Sócrates, llegando historiadores eminentes como Moses Finley a considerar a Aristófanes el responsable “intelectual” del ambiente contrario al filósofo que acabó desembocando en el juicio. ¿Qué opinión le merece todo este tema?

Evidentemente Las nubes  de Aristófanes contribuyeron a crear una imagen negativa de Sócrates. Pero Aristófanes no fue el único comediógrafo en atacarle. Las  arremetidas contra los  filósofos, especialmente los pitagóricos, son frecuentes en la Comedia Antigua, forman parte del populismo anti-intelectual que con los demagogos compartían los autores de comedia. La enemistad entre los autores de ficción y los filósofos es un fenómeno recurrente en la historia. Recordemos las pullas de Jardiel Poncela a Marañón en Amor se escribe sin hache o las de Luis Martín Santos a Ortega y Gasset en Tiempo de silencio.

Dentro de las obras conservadas, hay varias que se ocupan de lo que hoy describiríamos como la “cuestión de género” y en las que algunas mujeres juegan un papel muy activo, algo que choca con otras fuentes, que nos transmiten más bien lo contrario, ¿no? ¿Pueden quizá ilustrar tendencias existentes de carácter igualitarista (relativas a los sexos pero incluso a las clases sociales) ocultadas o perdidas de otra manera?

Evidentemente, la huelga amorosa organizada por Lisístrata como medio para acabar la interminable guerra, o el comunismo impuesto hasta en el sexo por la votación fraudulenta  tramada  por Praxágora, indican que la posición social de la mujer ateniense no era  exactamente la que proclamaba Pericles en su famoso discurso fúnebre. La existencia de comedias perdidas de otros autores con el título de Ginecocracia testifica que los griegos se habían planteado, al menos como hipótesis de trabajo, lo que podría suceder si el sexo femenino desplazara a su contrario en las funciones de gobierno.